Algernon Henry Blackwood (1869-1951) exploró en su literatura lo extraño, lo sobrenatural y lo inquietante. En El centauro, obra alabada por H. P. Lovecraft por su sutileza poética y su capacidad para capturar la esencia de lo onírico, se relata un fantástico viaje iniciático en el bello escenario de las montañas del Cáucaso, y el contraste entre el pobre mundo contemporáneo despojado del alma divina y una región, más allá, poblada de seres mitológicos, verdadera patria del hombre, morada de los dioses e inspiración de los poetas.
En el momento de su publicación, la novela fue reseñada positivamente por The Athenaeum y The Spectator por su atmósfera onírica y fusión de mitología y naturaleza, y fue caracterizada como una obra innovadora en el género de lo sobrenatural. Su visión elevada y el rechazo a la civilización técnica contemporánea es característica del resurgimiento, a principios del siglo XX, de impulsos espirituales que acabarían siendo aplastados por las dos Guerras Mundiales.





